hay amantes que se quieren diez minutos
y ensucian sus espaldas con abrazos
obviando sus olores primigenios
hay amantes desolados, solitarios
que se acuestan a la sombra en cada parque
y se fingen infelices como esfinges
hay amantes
a menudo los encuentro
hay mujeres amadoras que me ignoran
y caminan a mi espalda entre risas
(y no me importa)
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