A mí las herrumbrosas hojas de las calles,
caducas, urbanitas e insurgentes,
las birbanianas hojas pudorosas.
A mí las letanías, las odas y los plantos,
las calipigias mujeres timoratas
deseosas de bebés autodidactas.
A mí la chispa, la hoguera y los rescoldos,
la flameante sombra del Averno
que ya antes planease sobre mí.
A mí el carmín manchando las solapas,
sin fútbol y sin misa los domingos,
las colegialas estúpidas e histéricas.
A mí el maiz, el cereal, la cebada
y el patxaran después, después de la comida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario