El jueves volví a ver a Cataratas. Fue tarde, alrededor de las 4 de la mañana. Me acerqué a Sol sin móvil, lo cual me dificultó encontrar a muchos amigos y conocidos que sabía que andarían por ahí. Pensándolo bien no andaban mucho, el tránsito por la plaza del kilómetro cero resultaba imposible dada la altísima afluencia de gente.
El jueves hubo muchísima más gente que el miércoles, y el miércoles más que el martes, aún no sabía que conforme irían pasando los días las visitas a Sol crecerían más y más. Quedé ojiplático al oír a un organizador decir por megafonía hoy somos demasiados, pero rápidamente se corrigió Compañeros, compañeras, nunca somos demasiados, simplemente estamos desbordados. Hoy somos muchos más que ayer.
La cuestión es que me encontré tarde al punki, iba deambulando por los alrededores de la bocacalle de Alcalá, más o menos a unos diez metros de donde reubicaron hace poco la estatua del oso y el madroño, cabizbajo y pateando latas de cerveza que luego recogía ¿Qué haces, tú? Saludé como saludamos los callejeros. ¡Coño, Boa! Pensaba que hoy no te iba a ver. Pues nada aquí, que me he juntado a la comisión de limpieza y ¡joder! Esto parece un puto botellón. Yo entiendo que te bebas un par de birras, o seis pero ¡hostias! venirte a hacer botellón con tu botella de güisqui, tu refresco, tus hielos y tu jodido jersey colgado en los hombros, aprovechando que hay una concentración, para irte a la puta discoteca de pijos de la calle Arenal... no me cabe en la cabeza. Mañana saldrá en la caverna mediática que aquí no hay una revolución sino un botellón.
En ese momento, un ciudadano bangladeshí nos roza las caras con una lata de cerveza ¿Cerveza? No, gracias dice Cataratas. Pues yo no te voy a engañar pero... me he tomado lo menos siete cervezas. ¿Y qué? Me dice Pues claro que te has tomado siete ¡qué más da! En este caso lo que me jode es que he oido a un par meterse con ellos. Y en esta revolución no puede haber xenofobia, no hay cabida para el racismo o la homofobia. Todos podemos aportar, todos aportamos. Y sin duda ninguna necesitamos a los inmigrantes para que este movimiento concluya positivamente.
Seguimos hablando durante, al menos, veinte minutos, pero me dijo que no contase más que lo reflejado hasta ahora. Sí puedo decir que me dió la sensación de que cada día está más comprometido con el movimiento, así lo dicen, así lo decimos. Pese a que vengan con el nombre reminiscencias del franquismo.
Cuando llegué a casa miré el móvil, tenía muchas llamadas perdidas y tres mensajes. Uno de ellos, el último que había recibido era de Cataratas: x cierto, sabes q la junta electoral dice q el sábado la concentración es ilegal?
Sí, lo sé, mñn t veo contesté.
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