Y le diré a tus hijos la mujer que fuiste,
la mujer que hoy eres, escondida
en las entrañas del volcán.
Les contaré las noches y los días
en que no estabas; ni estás.
Les hablaré del aislamiento voluntario,
del estruendoso silencio que escondían
los gritos dolorosos e infames de las piedras
al chocar con las cabezas, y quebrarse.
Haré añicos sus almas, mas renacerán.
No te preocupes, es todo por su bien,
del mismo modo hicieron nuestros mayores
con nosotros, qué hijos de puta.
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