sábado, 27 de febrero de 2010

Aún no te conozco y no sé por qué te estoy echando de menos.

Aún no te conozco y no sé por qué te estoy echando de menos
aún no te conozco pero sé que jamás bailaremos
(aún no me conozco ni siquiera a mi).

Aún no sé quién es la cara barbada que hay tras el espejo
aún no me conozco y sin embargo sé que estoy envejeciendo

me escondo entre manijas de un reloj que no funciona,
me empapo con las gotas del sudor que me devora
la piel herida del toro aquél que abandoné.

Aún no te conozco, aunque te tenga bebiendo café en la mesa de al lado
o en la cola del cine agarrada del brazo de otro hombre,
ni tú ni yo hemos reparado en nuestro amor,
ni tú ni yo sabemos que existimos, por ahora.

Aún no te conozco y ya te anhelo, y anhelo también los versos imprecisos,
inconclusas palabras floreciendo de una garganta dañada
por el filo hiriente de las cuerdas harmónicas del arpa roto,
partido en dos por la furia de los dioses griegos
que no comulgan con los gustos de la plebe desnuda de túnicas y peplos.

Aún no te conozco y la ausencia de tu aliento en el mío desquebraja nuestras cortezas.

2 comentarios:

  1. No sé como llegué hasta aquí, pero me ha encantado tu poema.
    Es de tu puño y letra? Pues enhorabuena, desde mi humilde opinión.
    Saludos desde el Inframundo.

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  2. Muchas gracias Credendo. Es un placer que te dejes perder por estos lares, trataremos de que te sientas como en casa si nos vuelves a visitar. Un muy amigable saludo.

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