sábado, 19 de junio de 2010

Hablando con Romeo Sauquillo II

Era evidente que Romeo Saquillo conocía perfectamente el por qué de aquella disputa que no hacía tanto tiempo que había comenzado, pero saltaba a la vista que sabía cómo contar historias, de ahí que se le respetasen todas las licencias literarias a la hora de tratar de desubicar a sus atentos oyentes. Poco importaba que no diese explicaciones de asuntos realmente importantes. Aquél día rompimos nuestra sociedad, repartimos las tierras y el ganado, los hombres eligieron quien quería que fuese su único patrón. Hasta entonces habíamos funcionado bien, según habían decidido los viejos, lo acatamos sin problemas, pinche, si a ellos les funcionó por qué no lo iba a hacer con nosotros. Pues porque ese hijo de mil putas había matado a mi hermano... Ese pinche huevón estaba enamorado de su hermanita y no podía soportar que fuese a huir con Romancito.

Tardamos muchos meses en encontrar el cuerpo, fueron duros meses hostigando a sus hombres, pero al final uno cantó y pudimos encontrar el cadáver en un pozo inútil a cuarenta millas al norte de Cuatrociénagas, con tres disparos en la espalda y con el sexo arrancado... el muy cobarde, el muy puto... mi hermano era sesenta veces más hombre que él, que no tenía los huevos de matarle mirándole a la cara. Nos costó entender el por qué de esa atroz mutilación. Fue imposible hasta que no apareció la sumisa Rosalina de vuelta y en estado.

Aquí donde me ve, un hombre rudo, una bestia ¿no es cierto? Tengo mi astucia también, gachupín, no hay hombre más astuto y capaz que yo en todo el valle. Así que no fue difícil comprender que el padre de la criatura que Rosalina engordaba en su vientre era semilla de mi hermanito. Pero no fuimos alocados, mi cuate, supimos esperar, la guerra estaba declarada pero para el golpe final debíamos aguardar el momento preciso. Todo llega con paciencia, eso es seguro. Y el Diosito y nuestro señor Jesucristo estaban de nuestro lado.

Señor
interrumpió un hombre gritando desde lejos discúlpeme, señor acertó a decir entre jadeos cuando le dieron permiso para acercarse Han visto hombres de Sorano acercándose por el sur. Sauquillo se levantó, esputó al suelo un lapo negro y dijo con sangre en los ojos ¿Cuántos? No más de diez, señor contestó el hombre Vigilen todas las entradas al valle, no queremos que vuelvan a entrar. Y abran fuego si es necesario. Señor, si me disculpa la intromisión dijo Serra que se sentaba a mi lado derecho quizá sean desertores que se una a nuestra causa. No quiero más traidores en mis filas eructó el líder. Habían adoptado un lenguaje castrista, la guerra se les había metido en las venas y fluía como un río sin caudal fijo.

Parece gachupín que no podré terminar de contarle la historia hoy, aunque imagino que se hace una idea de cómo han ido transcurriendo los hechos Me dijo clavándome esos ojos llenos de odio. Sí, puedo imaginarlo, sólo déjeme hacerle una pregunta Asintió ¿quién cantó? Dándose la vuelta susurró Quizá el hombre de su derecha le pueda explicar mejor que yo ese asunto ¿verdad, Serra? y miró a Serra esbozando una leve sonrisa que le perdonaba la vida.

Hablando con Romeo Sauquillo

Hace ya muchos años que empezó todo, gachupín, tantos que ya no recuerdo cómo... pero sigo teniendo muy presente el por qué. Es una lástima que usted se haya visto envuelto en tremendo quilombo, mi cuate, pero ya que está acá trataremos de que sea una pieza importante en todo esto. Le guste o no. Y entonces mi corazón se alborotó como un solo de batería de Keith Moon. Decía que fue hace muchos años, sin embargo no viene de antes de los españoles. El padre de Sorano y mi difunto papá fueron purititos compadres. Hicieron juntos un capitalcito asaltando todas y cada una de las diligencias que venían de Monterrey hacia los bancos de los gringos durante un año. No les apresaron nunca, ni modos, no tenían lo que había que tener para ser machos. Les fue más fácil buscar otra ruta... o quizá retuvieron toda la plata en la capital. No lo sé.

Ese pinche puto y yo crecimos juntos, nuestras familias eran las únicas que vivían en este valle, mis papis, mi hermanito y yo, el viejo Sorano y su señora, Raúl, y la linda Rosalina, su hermana. No hubo problemas hasta que nos hicimos grandes. Mi hermanito, el dulce Romancito pretendía a Rosalina en la distancia desde que eran muy críos, era un amor puro, gachupín, él le amaba con toda el alma, fíjese que un día le encontré un verso que había escrito, mi hermanito como un afeminado haciendo versos... mi dulce hermanito... Quisiera tocar tus labios, morder su carne, mas sólo con verlos de lejos me vale. ¿No es tierno? Asentí con la cabeza ligeramente, con miedo a hablar e interrumpir. Al parecer estuvieron viéndose a escóndidas durante un tiempo y tenían pensado huir al norte. Y digo al parecer porque nunca hubo constancia de eso. Pendejadas, imagino. Quisieran o no, no pudieron hacerlo, no les dejaron... no les dejó ese cobarde...

Un día mi hermanito desapareció y fuí en busca de Rosalina y de Raúl, tenía que comprobar que habían huido juntos, si al fin lo habían hecho. Sorano me recibió de malos modos, apenitas me dejó pisar su casa y pedía que me fuese de allá. Decía que también extrañaba a su hermanita desde hacía un tiempo ¿No te parece raro Raúl? Le pregunté ¿No se habrán marchado juntos? Mi hermana es lo suficiente mujer como para irse con la niñita de tu hermano... Me gritó... Pero si estás en lo cierto y les agarro juntos te juro que mato a esos dos pendejos. Y me echó de su casa.

A los días volví por los alrededores y la casa estaba cerrada, parecía que estuviera vacía. Por un tiempo estuve merodeando por allá. Hasta que un día ví movimiento en una habitación, tras las cortinas. Así que volví por la noche y una minúscula luz como de candil brillaba en la misma piecita minúscula de la segunda plata. Presa de la rabia irrumpí en la casa. Allí mismo encontré a los dos hermanos, en silencio, bajo unas frazadas gruesas, temblando.

lunes, 14 de junio de 2010

17 (seventeen).

Sometimes this island looks like a massive and green Ruffle Chip floating like a rubber ring in the middle of a freezing water bowl. At other times it seems like cracked, reddish roof tiles. It's just my opinion, my feeling, but maybe I'm wrong.

viernes, 11 de junio de 2010

football, fútbol, balompié

Corría el año 1986 y debía hacer tanto o más calor que un año antes o después. Aún no se calculaba en campos de fútbol pero el balón ya era el astro rey rodando en el cielo vistiendo los colores de las palomas. Una ola refrescante invadía bares, salones y cuartos de estar en muchos de los países del mundo, parroquianos dejándose los ojos reunidos al calor de un televisor. Mi vecino, Dani, tenía un Azteca con el que dí mas patadas al aire que a gol, sin correr, lamiendo una línea de cal imaginaria entre una palmera y un farol, al más puro estilo Julito Salinas o Manolo, con todos los respetos. Sin lugar a dudas iba para estrella. En realidad lo soñaba sentado en primera fila, en el suelo, como un budha delante de la mesita donde el padre de Dani apoyaba los pies cada noche para ver la película después de un duro día de trabajo. No recuerdo la cara de Dani y mucho menos a su padre pero allí estaba yo, aquella tarde de un mes de Junio, con los ojos como platos viendo un partido desde el Estadio Corregidora de Querétaro, vistiendo mi camiseta roja, soñando que algún día sería ese tipo rubio que daba una triste palmadita y levantaba su brazo derecho cada vez que metía cada uno de los cuatro goles que hizo aquella tarde. Un Buitre sobrevoló aquél campo buscando los cadáveres futbolísticos en que se habían convertido grandísimos jugadores como Laudrup o Morten Olsen.

Si me hablan de fútbol, ese es el primer recuerdo que tengo. Quizá sea el primero que quiero tener, para borrar aquél penalti que falló Eloy Olalla ante los belgas días después. Eso estoy seguro que lo recuerdo. Pese a que poca gente tenga recuerdos de tan corta edad.

Si te hablo de fútbol es porque mañana empieza el Mundial en Sudáfrica y llevo dos años esperando a que el balón empiece a rodar. Es porque, sin la petulancia de Valdano ni la arrogancia de quienes toman los periódicos deportivos como biblias del nuevo siglo, considero que hay futboleros inteligentes, y que sin ser una ciencia es un tema de conversación universal. Todo el mundo puede hablar de fútbol, pese a que no todos los que hablan de fútbol sepan leer el partido que están viendo. Son pocos los que entienden por qué Xavi vuelve a tocar atrás o Torres corre como alma que lleva el diablo en dirección a ninguna parte aún a sabiendas de que Xabi Alonso o Cesc no le va a enviar un balón por servicio postal a su bota derecha. Pocos reconocen que Iniesta es mejor y más útil, aunque más feo y con peor color, que el portugués Cristiano Ronaldo. Porque el fútbol es como todo, nos quedamos con el ruido porque es lo fácil, dejar caer la baba ante un caño, un taquito, una chilena, las mil y una bicicletas de Robinho. Nadie sabía lo que luchaba Beckham hasta que llegó al Madrid, nadie lo sabía porque en la Premier todos corren lo que él corría, pero nos quedamos con el juego vertical y porque lo dicen los periodistas. Como en todo también necesitamos que piensen por nosotros.

No voy a defender que el fútbol sea materia obligatoria en la escuela, creo que hay otros deportes de equipo como el baloncesto que fomentan mucho más el compromiso con tus semejantes, pero este se debe al mal que la prensa deportiva le hace a este deporte, ensalzando a estrellas individuales, Messi es increible, es buenísimo, lleva la pelota pegadita al pie como si fuera una prolongación sorteando adversarios como lo hacía el Pelusa, pero sólo no puede ganar nada, necesita del compromiso de los demás. No pretendo hacerme el erudito con un tema tan banal como el balompié, a estas letras me remito, no digo nada que no hayas oído decir entre cañas, servilletas en el suelo y olor a fritanga.

Después vino Michel y sus Me lo merezco moviéndose en la barrera, Tassoti y la nariz de Luis Enrique, el bueno de Zubizarreta jugando a Pichichi, el gandul de Al Gandur, y el No sabemos de competir de El sabio de Hortaleza después de ver a Ribery corriendo por la banda. No sé qué pasará esta vez, no sé si Casillas alzará la copa dentro de un mes o si será Gerrard, Cannavaro, Mascherano... lo único que sé es que se viene la Copa del Mundo. Empieza el Mundial. Disfrútenlo o huyan a un lugar muy, muy apartado.

Santa Maradona