viernes, 30 de julio de 2010

18.

Pinta muelles el mar al llegar a la arena.

lunes, 26 de julio de 2010

Penitencia en el New Forest

Hace un año y tres días llegué al aeropuerto de  London-Gatwick con una mochila de montaña a reventar de ignorancia y miedo. En seguida comprendí, cuando el revisor del tren a Southampton bromeó conmigo, que mi inglés no era suficiente para sobrevivir, tardé más en enterarme de que aquello que soñaba hacer se iba a antojar harto complicado pese a que el ambiente de soledad invitaba a ello. Vinieron muchos fantasmas a tocarme la puerta, cerrarme las pestañas, clavarme astillas bajo las uñas y martillearme los dedos.

Desde que, hace uno más de la mitad de los años que tengo, empecé a escribirle versos a alguien he tenido  siempre dos palabras comodín con las que empezar a vomitar con imágenes incomprensibles, sentimientos comprendidos. Este año y tres días ha estado rebozado cual flamenquín de ambas palabras: soledad y muerte.

Soledad. Añoranza inicial del Buenos Aires aquel, incomunicación, melancolía de aquel amor que no iba a recuperar jamás, ausencia de un nuevo amor, nostalgia de birbam, de bizarria, de la familia, de los amigos, retiro otoñal en el New Forest, aislamiento voluntario e irracional, clausura invernal y obscuridad, sensación de destierro sin sentido, abandono higiénico y, sobre todo, orfandad.

Lo único que me dijo cuando le enseñé mis segundos poemas fue Te mueres demasiado, y descubrí que era cierto, que recurría gratuitamente a esa palabra. También tenía que ver que quería ser Dylan Thomas sin conocerle, un lúgubremente nocturno Cadalso, un Bécquer anodino, y que estaba bajo el influjo de las letras de Jim Morrison. Ese mismo día descubrí que él también había querido ser escritor y pude ojear algunos párrafos. Todo empezaba a tener sentido.

Mas mal que bien pasaron los meses y se endurecieron ciertos organismos impalpables. Ha sido un duro camino que termina, un cruel aprendizaje, y aunque aún no tenga preparada la maleta el objetivo está practicamente cumplido. Otra vez fracaso en el más solemne de mis propósitos, pero ahora puedo olerlo, está aquí, incrustado en mi pituitaria, guiándome como zanahoria a un jumento.

No se preocupen, aunque me estoy confesando no voy a rezar tres padresnuestros y tres avemarías, si ustedes lo hacen me parece muy bien, no lo hagan por mí. Esta ha sido mi penitencia, mis no pecados no están perdonados, no rezo, sólo si lo hacen mis lágrimas. Mi ser supremo no tiene oraciones, no tiene templos, pero están en mi sus enseñanzas.

Lo lograré en la siguiente etapa, en mi siguiente sacramento.

sábado, 24 de julio de 2010

si callo

Tengo una extraña sensación, llevo años dándole vueltas al asunto pero jamás me atrevo a hacerlo público. Si hablo nadie me presta atención, suelo repetir mis anécdotas más de lo que me gustaría, no porque me guste contar batallas, enzarzarme con fechas inútiles o dar datos de más, que también es cierto, si no porque nadie las recuerda. Pero si callo... ¡ay, si callo! Si callo se suelen preguntar ¿Qué le pasará a Boabdil? ¿Estará triste otra vez?
Señores y señoras mías, si callo es que estoy soñando.

domingo, 18 de julio de 2010

ripios sin titulo para boabdil

boabdil está dormido

ya no le llora a mamá

boabdil está durmiendo

ya no mira atrás jamás

boabdil está dormido

Aixa no le acunará

boabdil está durmiendo

quién le despertará?

sábado, 17 de julio de 2010

sin palabras hacia bizarria


Otra vez sentado frente a un ordenador ingles, sin acentos ni simpaticas enes con tupe, otra vez aqui, esperando, doce dias mas esperando para volver a birbam. Aunque si soy sincero, que he de serlo, estuve alli hace tan solo cinco dias con razon de la final del Mundial de balompie, y como ni Boa ni yo, por distintas razones, estamos escribiendo nuevas entradas voy a transcribir las notas que fui escribiendo en esa jornada en la carretera hacia bizarria.

17.46 Hora britanica. Sentado en la cama repaso lo que me voy a olvidar. Mis piernas ya estan cansadas, agarrotadas de puro nervio. Aparentemente me esperan 21 horas hasta que llegue. Hay gusanos jugando al fronton en una de las paredes de mi estomago.

18.45 Subo al tren en Totton despues de 40 minutos caminando, en 6 estare en Southampton. Al pasar por la casa de apuestas he pensado en apostar por Spain, cinco o diez libras, pero no queria perder el tren. Ya he dado un par de cabezadas, creo que no me costara dormir.

18.58 En la estacion de autobuses me doy cuenta de que me he equivocado al comprar el billete de vuelta de Heathrow a Southampton. Las oficinas estan cerradas, la gente espera a los autocares en la calle, yo tengo al menos 30 minutos aqui.

21.15 Doy vueltas medio perdido por la Terminal 1 del aeropuerto, aunque no lo reconocere en la vida. Cambio dinero, cambio demasiado dinero para ser sinceros y no me queda una libra para comprarme una botellita de agua. En fin, buscare algun ditio donde planchar la oreja.

21.36 Empiezo a tener hambre y creo que he encontrado una butaca en la que podre dormir, aunque ahora no tengo ni pizca de suenio ya que he ido duermeveleando en el autobus. Por cierto! Se me olvidaba decir que cambie el billete de vuelta a Southampton previo pago de cinco libras. Me aburro, creo que es el momento de estudiar un poco.

05.30 He hecho ya el Check-in, pero aun me falta al menos una hora y cuarto para embarcar. Algo logre dormir, no mucho. Me he llevado un buen susto cuando he abierto un ojo y he visto a un forzudo policia aproximandose con mala cara. No era por mi sino por el vagabundo que tenia a mi lado y que no habia dejado de hacer ruido hurgando en las basuras cercanas y cantando por lo bajini. Mas tarde, cuando al fin dormia placidamente han irrumpido dos parejas de indios hablando a voces. 

05.58 Veo las primeras camisetas rojas. Algun que otro tarado hace el mismo camino que yo.

10.03 Hora continental. Aterrizamos en el aparentemente minusculo aeropuerto de Munich.

10.25 Celebrando que me han gustado las pocas mujeres bavaras que he visto y mientras espero que abran la puerta de embarque me voy a enfundar la camiseta nacional, ya es hora.

11.35 Despegamos mientras hablo con una pareja de canariones aficionados al baloncesto, yo quiero dormir pero la conversacion es realmente agradable y merece la pena. Aun no he llegado y ya se huele la hospitalidad hispana.

14.20 Al fin estoy en el aeropuerto de birbam, de entre un par de kioscos surge otro canario que ha venido a buscarme. Nos subimos al coche y nos vamos a bizarria.

15.09 Llegamos a bizarria, nos acercamos a casa de mi tia, despertamos a mi hermano y me doy el primer banio del verano. Necesito despejarme un poco, estoy muy cansado.

16.16 Plato combinado en un bar al que me empenio en cambiarle el nombre una y otra vez. Escucho a los parroquianos mientras ven el Tour en la sombra. Degustando un patxaran un borracho eructa Hay que tener un master pa tomarse una copa aqui Cuanto echaba de menos este tipo de cosas!

17.24 Llegamos al bar de un amigo en el que veremos la final. Empieza el reparto de abrazos, en ocasiones me siento como el Papa, la diferencia esta en que a mi me resulta placentero abrazar a quienes querian que fuese a ver el partido con ellos, a quienes necesitaba para ir a ver el partido con ellos. Empieza tambien el etilismo mesurado.

20.30 Kick-off.

Alrededor de las once, Don Andres marca el unico gol del partido. Iker alzara la Copa del Mundo. Bebemos, cantamos, bailamos, y me voy a dormir sabe dios a que hora, ni demasiado tarde ni demasiado temprano pero destrozado. Esta peregrinacion merecio la pena.


Muchisimas gracias a todos los que hicieron esto posible. No me refiero a los futbolistas, a los que ya agradecere mas adelante, sino a mis amigos (a los que no comparto con Boabdil) sin vosotros... sin vosotros... sin vosotros... no hay palabras.








domingo, 4 de julio de 2010

La mascota de Mrs Northgate

Era una mañana apacible, pese a que el cielo estuviese cubierto de nubes no corría el viento. Agarré mi bicicleta dirección al pueblo más cercano, por la acera, era temprano y alguna legaña había sobrevivido a un débil lavado de cara. Por la acera se podía pedalear con tranquilidad.

Tengo que ir un día cada semana al pueblo de al lado para asistir a clase de inglés, nunca me gustó encontrarme en un aula con unos desconocidos que no me interesan lo más mínimo con los que al principio no podía hablar porque desconocía la lengua y con los que ahora no puedo hablar porque no tenemos nada en común. Nada que no sea que somos extranjeros. No me gusta que todos pretendan llamar la atención de la profesora, me recuerdan a mí con catorce años. Sólo hay un chico eslovaco, el más joven de todos, que permanece callado y pregunta cuando le dan permiso.

Mrs Northgate salió esa misma mañana de su casa en el pueblo de al lado con una inmensa bolsa colgando de su brazo derecho. Se había despertado muy pronto para limpiar la casa vacía de hijos y marido hoy no ponen mi teleserie favorita, saldré a pasear, hace un buen día pensó. Mrs Northgate es adicta a una serie de televisión y a hacer calceta, tiene el pelo blanco y largo, pero siempre lo lleva recogido con un moño. Le gusta toda prenda de vestir con estampado de cuadritos y las botas de lluvia, añora a su marido y se emociona cuando reconoce por la calle a los amigos de sus hijos. Una vez por semana, una sola vez por semana,  va al parque que hay tras la biblioteca a tomar el sol y a sacar a pasear a su mascota. Ese era el día.

Afortunadamente hacemos dos descansos, uno de ellos es innecesario para los no fumadores, quince minutos por lo general bastante largos si no tienes con quién hablar, y la verdad que la pieza de fruta me la puedo comer mientras me dan clase. El segundo es un descanso para comer, casi una hora, generalmente desde las 12.45, si hace buen tiempo me voy al parque que hay detrás de la biblioteca y el centro social a tumbarme en una pequeña duna mientras me como un sandwich de queso cheddar, cebolla, zanahoria y mayonesa y un pequeño bocadillo de mexican chicken, no sé si es que al pollo lo crían en México o si es que como pica un poco les recuerda al Chili con Carne. El caso es que este día del que hablo estoy ahí tumbado, con los ojos semicerrados, a veces oigo ruidos y los abro con estrépito para descubrir que no pasa nada, que son mis miedos golpeando la puerta. De tantas veces que los he abierto decido reclinarme y observo que la señora de enfrente, con quien ya he coincidido alguna vez más en este mismo parque, lleva los últimos quince minutos mirando fijamente a un seto.

La señora de enfrente es Mrs Northgate, pero yo aún no lo sé. Debe estar loca pienso. En un momento dado aparace otro vecino con un perro, le suelta la correa y el perro corre como loco y sin destino fijo por todo el parque, pero de repente se para, ha olido algo y sale como un rayo hacia Mrs Northgate, ladra, jadea, mueve el rabo como un julajó, y se precipita contra una piedra que hay precisamente en el arbusto al que mira Mrs Northgate. El dueño del perro ata en corto a su mascota y habla con la señora. No puedo oirlos. El señor y su can se marchan tan contentos del parque mientras habla uno con el otro, mientras ladra el otro con el uno.

Siento que debo prestar atención  a esa piedra que hay allí donde Mrs Northgate clava su mirada. Tardo poco en percibir que la piedra se mueve y que si la lógica sirve de algo no debe de ser una piedra ese objeto que se mueve lentamente. Como soy escéptico y no llevo las gafas me acerco  lo suficiente hasta que no puedo creer lo que estoy viendo: la hija primogénita del galápago de Churchill, ahí mismo, en el pueblo de al lado y frente a mis judáicas narices. Me acerco aún más a la tortuga hasta que bruscamente, con toda la brusquedad que se le permite, se esconde en su caparazón. Miro a la señora, me presento y se presenta. Y como soy un curioso peor que bien le pregunto por su mascota. Al parecer era de su marido, el difunto Mr Northgate quien pasó a mejor vida hacía ya cuarenta años, sus hijos no se querían ocupar de ella, tampoco de la tortuga. Eso es lo que creo que debí entender, porque para mis oidos sus palabras dijeron que una mañana apareció muerto Mr Northgate en el jardín trasero de su casa, entre los tomates y acedias que cultivaba desde que compraron la casa, los enfermeros con ayuda de la policia retiraron el cadáver esa misma mañana. Una vez se hubieron ido Mrs Northgate fue de nuevo entre tomates y acedias y cual fue su sorpresa cuando vió que una piedra se movía, la agarró con las dos manos y brotaron cuatro patas y una cabeza.

Volví a hablar con Mrs Northgate, Susan para los amigos, y me contó más cosas sobre Pickle, que así se llamaba el galápago. Desmontó de una tacada la invención de mi traducción con una foto de Mr Northgate con Pickle cuando el difunto tenía alrededor de unos 10 años. 

Por el tamaño de Pickle y según Internet podría alcanzar ya casi los ochenta años de edad. Pensé en Churchill y la nueva biblia del conocimiento me dice que el bueno de Winston tenía un loro y no un galápago. ¿De dónde me habré sacado yo esa historia? ¿Y esta otra?