viernes, 11 de junio de 2010

football, fútbol, balompié

Corría el año 1986 y debía hacer tanto o más calor que un año antes o después. Aún no se calculaba en campos de fútbol pero el balón ya era el astro rey rodando en el cielo vistiendo los colores de las palomas. Una ola refrescante invadía bares, salones y cuartos de estar en muchos de los países del mundo, parroquianos dejándose los ojos reunidos al calor de un televisor. Mi vecino, Dani, tenía un Azteca con el que dí mas patadas al aire que a gol, sin correr, lamiendo una línea de cal imaginaria entre una palmera y un farol, al más puro estilo Julito Salinas o Manolo, con todos los respetos. Sin lugar a dudas iba para estrella. En realidad lo soñaba sentado en primera fila, en el suelo, como un budha delante de la mesita donde el padre de Dani apoyaba los pies cada noche para ver la película después de un duro día de trabajo. No recuerdo la cara de Dani y mucho menos a su padre pero allí estaba yo, aquella tarde de un mes de Junio, con los ojos como platos viendo un partido desde el Estadio Corregidora de Querétaro, vistiendo mi camiseta roja, soñando que algún día sería ese tipo rubio que daba una triste palmadita y levantaba su brazo derecho cada vez que metía cada uno de los cuatro goles que hizo aquella tarde. Un Buitre sobrevoló aquél campo buscando los cadáveres futbolísticos en que se habían convertido grandísimos jugadores como Laudrup o Morten Olsen.

Si me hablan de fútbol, ese es el primer recuerdo que tengo. Quizá sea el primero que quiero tener, para borrar aquél penalti que falló Eloy Olalla ante los belgas días después. Eso estoy seguro que lo recuerdo. Pese a que poca gente tenga recuerdos de tan corta edad.

Si te hablo de fútbol es porque mañana empieza el Mundial en Sudáfrica y llevo dos años esperando a que el balón empiece a rodar. Es porque, sin la petulancia de Valdano ni la arrogancia de quienes toman los periódicos deportivos como biblias del nuevo siglo, considero que hay futboleros inteligentes, y que sin ser una ciencia es un tema de conversación universal. Todo el mundo puede hablar de fútbol, pese a que no todos los que hablan de fútbol sepan leer el partido que están viendo. Son pocos los que entienden por qué Xavi vuelve a tocar atrás o Torres corre como alma que lleva el diablo en dirección a ninguna parte aún a sabiendas de que Xabi Alonso o Cesc no le va a enviar un balón por servicio postal a su bota derecha. Pocos reconocen que Iniesta es mejor y más útil, aunque más feo y con peor color, que el portugués Cristiano Ronaldo. Porque el fútbol es como todo, nos quedamos con el ruido porque es lo fácil, dejar caer la baba ante un caño, un taquito, una chilena, las mil y una bicicletas de Robinho. Nadie sabía lo que luchaba Beckham hasta que llegó al Madrid, nadie lo sabía porque en la Premier todos corren lo que él corría, pero nos quedamos con el juego vertical y porque lo dicen los periodistas. Como en todo también necesitamos que piensen por nosotros.

No voy a defender que el fútbol sea materia obligatoria en la escuela, creo que hay otros deportes de equipo como el baloncesto que fomentan mucho más el compromiso con tus semejantes, pero este se debe al mal que la prensa deportiva le hace a este deporte, ensalzando a estrellas individuales, Messi es increible, es buenísimo, lleva la pelota pegadita al pie como si fuera una prolongación sorteando adversarios como lo hacía el Pelusa, pero sólo no puede ganar nada, necesita del compromiso de los demás. No pretendo hacerme el erudito con un tema tan banal como el balompié, a estas letras me remito, no digo nada que no hayas oído decir entre cañas, servilletas en el suelo y olor a fritanga.

Después vino Michel y sus Me lo merezco moviéndose en la barrera, Tassoti y la nariz de Luis Enrique, el bueno de Zubizarreta jugando a Pichichi, el gandul de Al Gandur, y el No sabemos de competir de El sabio de Hortaleza después de ver a Ribery corriendo por la banda. No sé qué pasará esta vez, no sé si Casillas alzará la copa dentro de un mes o si será Gerrard, Cannavaro, Mascherano... lo único que sé es que se viene la Copa del Mundo. Empieza el Mundial. Disfrútenlo o huyan a un lugar muy, muy apartado.

Santa Maradona

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