miércoles, 20 de marzo de 2013

sin título

Si al llegar a casa me encuentras con las llagas abiertas,
con el cuero ajado y sin palabras...

Si al llegar a casa tus manos no tienen mas mariposas que tocar
y huyes al mar y posas revoloteando en las cuencas vacías de mis ojos
la sal gorda que el patrón te ha dado...

Si me encuentras durmiendo es probable que en realidad esté muerto.
Tu dios lo quiera un día rumias plasta a plasta,
desde tu revoltosa cola hasta las astas que luces, y luzco
y apagas las llagas vagas y te das de bruces.

Te has dejado la puerta abierta proclamas
el viento corre por el corredor, y aunque lento
se siente hiriente gritas impertinente pues la corriente
dices ha tirado tus viejas fotos
esas en las que siempre salgo con un ataque de tos
o, mejor dicho, no salgo.

Sí. Si cuando llegas está el café hirviendo en la cafetera,
desbordado, pringando la cocina y la encimera,
y ves un carril zigzagueante como una huella de yarará
surcando el piso yermo aunque abonado
y yo ni piso ni nado ni respiro...
tú, respira tú, tranquila,
solo me ha dado un ataque y estoy sentado
segunda puerta a la derecha como siempre,
en esa habitación que gobierna un espejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario